Alexandra’s POV
Viernes 04 de Febrero
5:00 P.M.
Después de pensarlo durante unos días, después de
convencerme de que todo estaría bien, decidí que le diría a mi mamá de la
situación en la que estoy atrapada. Tengo que hacerlo, directamente y sin
rodeos, si la verdad saldrá a la luz en unas semanas, ¿para qué posponerlo
hasta entonces? Sería mejor que se sepa ahora que después. Respiré
profundamente y caminé hasta la habitación del bebé decidida, en la cual me
descubriría en unos meses, cuidando de mi propio hijo, o hija.
–Mamá,
necesito hablar contigo –le pedí en cuanto entré.
–Claro, pero
antes me podrías ayudar a cambiar a tu hermano, rápido, lo acabo de bañar,
ahora vengo –me pidió y salió de la habitación. Caminé rápidamente hacia el
bebé y en lo único que pude pensar es que así serían mis días en unos meses,
que ésta sería yo todos los días, cambiando a un bebé, alimentándolo, cuidando
de él, verificando que todo esté bien. Le puse su pequeño mameluco y cuando
terminé lo cargué para evitar que llorara. Le ofrecí mi dedo, y él lo atrapó
entre sus pequeñas manos. Me encanta cuidar de niños pequeños, pero no es lo
mismo que sean tus hermanos a que sean tus hijos. Escuché a mi mamá regresar a
la habitación–. ¿Ya? –me preguntó–. Ponlo en la cuna, tiene sueño –me ordenó y
entonces lo coloqué en la cuna con cuidado, lo observé un momento mientras
cerraba sus ojitos lentamente, agradecido por la calma que le brindó el baño.
En sólo pensar que ésta pronto sería mi rutina, me alteraba–. ¿Hay algo mal,
Alexandra? –me preguntó mi mamá al notar mi comportamiento inusual.
–No, nada
–le contesté. Le ofrecí una de esas grandes sonrisas, de esas cuando estás
mintiendo u ocultando algo, pero es obvio que no podía seguir ocultándolo por
mucho más tiempo, era ahora o en una semanas y es mejor ahora–. Estoy
embarazada –le confesé de golpe, pero me di cuenta que eso había sido a penas
un murmullo.
–¿Qué
dijiste? –me preguntó confundida y al notar que no contesté, se acercó a mi–.
¿Qué acabas de decir? –me preguntó de nuevo.
–Estoy
embarazada –le contesté después de aclararme la garganta. Esta vez lo dije
claro, y fuerte para no dejarle dudas.
–¿Qué
quieres decir con eso? –me preguntó enojada.
–Que estoy
esperando a un bebé –le respondí dejando que algunas lagrimas saliera, porque
pensar en la simple idea de tener un bebé me alteraba en todos los sentidos.
–No, no lo
estás –me dijo riendo–. ¿No estas algo grande para hacer bromas? Casi me la
creo –me dijo y suspiró–. Uff, vaya susto –y salió del cuarto nerviosa.
–¡No es un
broma, mamá! –exclamé–. Voy a tener un bebé –le repetí.
Ella se
detuvo y me volteó a ver, me miró por unos segundos.
–No… no
entiendo. Tienes… 15 años –me dijo–. ¡Tienes 15 años! –me gritó.
–No quería
esto pasara, mamá, solo pasó –me defendí con más lagrimas
Aunque no
era una excusa, no había excusa. Fue exclusivamente mi error.
–¡No,
Alexandra, no sólo pasó! –Me gritó furiosa y comenzó a caminar por el pasillo
de ida y vuelta–. ¡No sólo pasa! ¡Cómo es que lo hiciste! –me gritó y entonces
se encaminó a mi habitación, ya la seguí y una vez dentro cerró la puerta con
cautela para no despertar a nadie, mientras lo hacía, yo me senté al borde de
la cama. Ella continuó caminando por la habitación enojada, mientras yo trataba
de permanecer lo más seria posible aunque no podía evitar que algunas lagrimas
salieran cada vez que pensaba en ello–. De acuerdo –me dijo y suspiró–. Vamos a
tranquilizarnos, y pensaremos en ello.
–Voy a
quedarme con él –le informé–. O ella.
–¿Qué?
Alexandra… es una gran decisión –sé que ella trataría de persuadirme para no
quedarme con el bebé, pero no lo lograría–. Es una gran decisión –me repitió.
–Mamá, me
voy a quedar con el bebé –me puse de pie. Si tenía que darle motivos, se los
daría, motivos me sobraban para quedarme con este bebé–. No podría dejarlo.
Mamá, tú no me diste en adopción. ¿Por qué tendría que hacerle algo diferente a
este bebé? Me amaste desde que supiste que me estabas esperando, aunque fue un
camino duro, me quisiste desde el primer momento y sabes que estoy en tu misma
situación. No puedo hacerle algo diferente a este bebé –le dije–. Es mío, y
aunque sé que es y será duro, no quiero permitirme otra opción –terminé.
Ella se me
quedó viendo un par de minutos y asintió. Eso no significa que esté de acuerdo,
significa que aceptará mi decisión y punto final. Todavía le faltan cosas que
decirme, lo sé.
Hablamos un par de horas sobre todo lo que implica
tener un bebé. De nuevo, trató de persuadirme a dar en adopción al bebé, pero
no es algo que me pudiera permitir. ¿Dónde estaría yo si mi mamá me hubiese
dado en adopción? No puedo hacerle eso a mi bebé. También me interrogó sobre
varias cosas y me dijo que haría una cita con el doctor al cual ha asistido
durante sus últimos dos embarazos. Me preguntó otras cosas, yo le respondí con
toda sinceridad. Pero nunca preguntó la más importante: ¿De quién es el bebé?
Creo que asumió que es de Tony, así que tendría que aclararle que estaba
equivocada. Esto sólo provocará que la situación sea aún más difícil.
–Mamá,
también hay otra cosa que necesitas saber –le comenté.
–¿Otra cosa?
–preguntó sorprendida–. Pues continua –me pidió.
–El bebé...
no es de Tony –le confesé.
–¿Qué
quieres decir con qué no es de Tony? –me preguntó ya un poco enojada.
–Es de Liam
–le contesté.
–¿Liam?
¿Quién es Liam? –me preguntó enojada.
–Es una
relación complicada –le contesté.
–¿Qué
quieres decir con “complicada”? –me preguntó, aún más enojada.
–Él es mayor
que yo –le traté de explicar.
–¿Qué tan
grande? –me preguntó.
–Tal vez…
diez años más grande que…
–¡Alexandra!
–me gritó–. ¿¡Un hombre diez años más grande que tú!? –me preguntó furiosa–.
¿Cómo pudiste? –me preguntó sorprendida, pero igual de furiosa.
–Estoy
enamorada de él –me defendí.
–¿Nunca
pensaste en la mínima opción de que el se estuviera aprovechando de ti por ser
mucho menor que él? ¡Lo que hiciste fue simplemente estúpido! –me gritó.
–Mamá, él no
es así. Él me quiere, estoy segura de eso –me seguí defendiendo.
–No puedo
con todo esto, Alexandra –me dijo–. Necesito hablar con tu padre –me pidió.
–¿Podemos
hacerlo mañana? –le pregunté.
–Pero vamos,
tú y yo, a hablar con él y con Liam. ¿Entendiste? Quiero que localices a Liam
–me ordenó–. Infórmale de absolutamente todo, y que mañana iremos con tu padre
a hablar con él.
–Liam es el
asistente de papá –le comenté, agregando la gota que derramaba el vaso.
–¿¡Qué!? –me
preguntó más enojada–. ¿Qué te pasa, Alexandra? ¡Has perdido la cabeza!
–Mamá, estoy
enamorada –insistí–. Y tú no escoges de quién enamorarte, lo admito, tal vez
fue algo que no debió haber ocurrido, pero ocurrió.
–Hasta lo
que yo sé, no sabes que es amor.
–Mamá, creo
qué lo sé muy bien.
Sábado 05
11:00 A.M.
Mi mamá dijo que tenía que hablar con mi papá, nunca
dijo que tenía que hablar con él en persona, así que agarré mi teléfono y
marqué a casa de mi papá. Sé que estaba mal decirle por esta vía, pero tenía
miedo de cómo reaccionaría en persona.
–¿Hola? –contestó
Liam.
–Hola, Liam,
soy yo, Alexandra –lo saludé sin mucho ánimo–. ¿Me comunicas con mi papá, por
favor? –le pedí.
–Ah,
claro –me dijo.
–¿Hola? –contestó
mi papá.
–Hola, soy yo, Alexandra, llamo porque tengo algo que decirte –le dije
–¿Pasa
algo malo? –preguntó, sospechando con anticipación.
–Hay muchas
cosas que necesito decirte.
–Cariño.
¿Qué pasa? –me preguntó.
–Papá –dije
respirando hondo–. Yo… –suspiré–. Estoy embarazada.
–¿Qué? –me
preguntó poco convencido.
–Papá, en
serio lo siento… –le dije con mi voz quebrantada–. Yo no quería…
–¡Ven
ahora mismo! ¡Ahora! –me gritó y colgó el teléfono.
Después de los largos gritos, de las largas charlas,
mi papá se tranquilizó. Pero seguía repitiendo las mismas palabras, la misma
conversación la seguía repitiendo:
–Yo hice
todo lo posible para que no te pasara lo mismo que a tu madre, yo no quería que
pasaras por todo esto. ¿Qué hice mal? –se preguntó–. ¡Tenía motivos para
protegerte! –me gritó mientras me señalaba–. ¡Pero te importó una mierda! –me
gritó enojado.
–Tú no
hiciste nada mal, sólo fue una mala decisión de mi parte, si eso te hace sentir
mejor –le dije.
Él sonrió
irónico mientras miraba hacia el suelo.
–Lo único
que me haría sentir mejor es mandarte un internado ahora mismo –me replicó.
Y entonces
comenzó a repetir todo de nuevo, hasta que en una de esas, Liam entró a la
oficina. No sé que pretendía con eso, pero si yo fuera él ya me hubiera ido del
país, no me imagino lo que mi papá le haría si se enterará.
–Señor,
necesitamos hablar –le pidió Liam a mi papá.
Intercambié
gestos con él antes de que mi papá volteara.
–Te puedes
ir, Liam –le dijo mi papá–. No sé si te has dado cuenta, pero estoy ocupado
justo ahora, no es un buen momento.
–No,
necesitamos hablar –insistió.
–Si tan
importante es… Alexandra, y Clarice, ¿Pueden salir un momento? –nos pidió mi
papá.
Asentimos, y
caminamos hacia la puerta del estudio, antes de salir de éste, me detuve para
decirle algo a Liam.
–¿Qué estás
haciendo? –le pregunté.
–No te
preocupes, necesito decirle… la verdad –me contestó.
–¿Sabes lo
que te hará? –le pregunté.
–Sabes que
al final se terminará enterando y será lo mismo, pero después.
Hice un
gesto negativo y salí de la oficina. Liam cerró la puerta casi inmediatamente.
–¿Hay algo
mal, Alex? –me preguntó uno de mis hermanos.
–Hay algunos
problemas, pero todo está bien –le respondí con una sonrisa y entonces él se
encogió de hombros y se fue. Esperé unos cuantos minutos a que Liam saliera, no
había gritos, así que supongo que mi papá estaba enojado, pero dando una de
esas largas charlas. Entonces Liam salió de la habitación, tenía esa cara sería,
algo había pasado adentro, tal vez no me diría que fue–. ¿Qué te dijo? –le
pregunté preocupada.
–Bueno, pues
tengo que encontrar un trabajo si eso lo explica todo –me contestó.
–Lo siento,
en serio… –le dije.
–No es tu
culpa –entonces se acercó y me abrazo.
–No quería
que esto pasara –le dije mientras lo abrazaba más fuerte.
–Lo sé –y me
dio un beso en la coronilla–. Pero creo que me siento más cómodo si no trabajo
con tu papá, así de esa manera tal vez todo será más sencillo, sólo necesito
encontrar otro trabajo y estaremos bien –me dijo.
–Nada de
esto en mi casa –nos pidió mi papá al salir de la oficina–. Escuchen, por
razones que no mencionaré, es una obligación para Liam mantenerse cerca y habrá
reglas para ambos. Este permiso es absolutamente revocable cuando yo lo desee,
así que no me den motivos –nos advirtió–. La mejor decisión no sería el
prohibirte ver a Liam porque es el padre de tu bebé y si está dispuesto a hacer
lo correcto, será mejor que estén juntos y en una sana relación,
separarlos no serviría de nada –suspiró–. Debo estar loco si voy a permitir
esta relación –murmuró.
–Papá, lo
siento por todo –me disculpé con él.
–Si,
Alexandra, yo también –me replicó.
5 comentarios:
muy bueno el capitulo!
me encanto el capitulo!!!
Liam se porto re bien con ella♥
y que bueno que se queden con el bebe!!!
espero el prox!!!
Besos♥!
(la historia de alexandar es la q mas me gusta)
QUE BUEN BLOG, PASATE CUANDO QUIERAS. UN BESO ♥
Aiiii me encanto_!!!Es tan tierno Liaam!!Me enamore wee jajaa!!
espero el proximo cap!!
Y me gustaria q te pases x mi blog
http://en-amor--a2.blogspot.com/
Besos!cuidate!!
:O :|
Al fin se supo todo... era lo mejor decirlo ahora, porque después si que hubiera sido feo >< pero bueno...
La verdad es que los padres de Alexandra reaccionaron "bien". Era obvio que se iban a enojar pero supieron apoyarla, en algunos sentidos. Lo que más me sorprendió fue la actitud de su papá :| yo pensé que no la dejaría estar con Liam ♥ pero no! todo lo contrario! :D wiii! aunque si hubiera sido un poco más inteligente no lo hubiera despedido porque él tendrá que mantener a su hijo :O jajaa...
Cada vez que encanta más tu nove ♥
Te mando un beso lindura :)
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